jueves, 21 de mayo de 2009

POEMAS DESDE GUANTÁNAMO. LOS DETENIDOS HABLAN
Las autoridades estadounidenses llevan mucho tiempo tratando de acallar las voces de personas que detienen de forma ilegal. Durante el primer año de su detención, muchos de los detenidos de Guantánamo no tenían acceso a papel y bolígrafo, por lo que escribían estrofas en vasos de poliestireno, que pasaban de una celda a otra. A partir de 2002, se proporcionó material para escribir a algunos de ellos. Sin embargo, es posible que gran parte de su obra nunca salga a la luz, ya que el ejército estadounidense se niega a permitir su divulgación fuera del campo, alegando que esa poesía “supone un peligro especial” para la seguridad nacional debido a su “contenido y formato”. En esta reciente compilación de poesía se recogen los pensamientos y sentimientos de los detenidos de Guantánamo con sus propias palabras.


LA MUERTE



Tomad mi sangre.
Tomad mi mortaja y
los restos de mi cuerpo.
Fotografiad mi cadáver en la tumba, solo.

Y mandad las fotos al mundo,
a los jueces y a las personas
con la conciencia limpia.
Mandadlas a quienes tienen principios, a los justos.

Que ellos carguen con la culpa, ante el mundo,
por esta alma inocente.
Que ellos carguen con la culpa, ante sus hijos y ante la historia,
por esta alma malgastada y limpia,
por esta alma torturada a manos de los “protectores de la paz”.

Jumah al Dossari


© Poemas desde Guantánamo, Marc Falkoff, Grup Editorial 62, S.L.U.,
Ediciones Península, 2008


LA HUMILLACIÓN DE LOS GRILLETES



Al oír las palomas arrullando en los árboles,
unas lágrimas cálidas surcaron mi rostro.

Cuando cantó la alondra, mi mente compuso
un mensaje para mi querido hijo.

Mohammad, ¡qué afligido me siento!
En mi pesar sólo Alá puede darme consuelo.

Los opresores juegan conmigo,
mientras se mueven libres por el mundo.

Me piden que espíe a mis compatriotas,
y alegan que sería una buena obra.

Me ofrecen dinero y tierras,
y libertad para ir adonde quiera.

Sus tentaciones captan mi atención
como un relámpago en el cielo.

Mas su regalo es una pérfida serpiente
cuyo veneno es la hipocresía.

Levantan monumentos a la libertad
de obra y opinión, que es algo loable.

Pero les digo que arquitectura
no es sinónimo de justicia.

América, cabalgas a lomos de huérfanos,
y los atemorizas a diario.

Bush, ten cuidado.
El mundo sabe ver a un mentiroso arrogante.

A Alá dirijo mi súplica y mis lágrimas.
Anhelo mi hogar y estoy oprimido.

Mohammad, no me olvides nunca.
Defiende la causa de tu padre, un hombre temeroso de Dios.

He sentido la humillación de los grilletes.
¿Cómo puedo crear versos? ¿Cómo puedo escribir?

Después de los grilletes y las noches y el dolor y las lágrimas,
¿cómo puedo escribir poesía?

Mi corazón es como un mar bravo, agitado por la angustia,
frenético por la pasión.

Estoy cautivo, pero mis captores son los criminales.
Me sobrecoge la aprensión.

Señor, llévame con mi hijo Mohammad.
Señor, permite el triunfo de los justos.

Sami Al Haj


© Poemas desde Guantánamo, Marc Falkoff, Grup Editorial 62, S.L.U.,
Ediciones Península, 2008


¿ES CIERTO?



¿Es cierto que tras la lluvia crece la hierba?
¿Es cierto que las flores saldrán en primavera?
¿Es cierto que las aves migrarán a casa?
¿Es cierto que el salmón contracorriente nada?

Es cierto. Claro que es cierto. Todo son milagros.
Pero ¿es cierto que un día saldremos de Guantánamo?
¿Es cierto que un día volveremos a nuestro hogar?
Yo viajo en sueños, sueño con regresar.

Y estar con mis hijos, que son parte de mí;
y estar con mi esposa y con los que perdí;
y estar con mis padres, el corazón más tierno de la tierra.
Sueño con volver a casa, salir de esta oscura celda.

¿Me oye, juez? ¿Me oye acaso?
Somos inocentes, no hemos cometido pecado.
¡Libéreme, libérenos si aún queda
justicia y compasión en esta tierra!

Osama Abu Kabir