lunes, 19 de julio de 2010

Por 500.000 euros

Los Lladró venden su barraca

Ha sido vivienda de labradores, lugar de encuentro de la empresa cerámica Lladró y Museo de la Huerta

09:14
Enviar
Imprimir
Aumentar el texto
Reducir el texto


valencia

Si alguien desea comprar una barraca histórica, de esas que ya no quedan, en Alboraia tienen una oportunidad única. Eso sí debe ir haciendo números para desembolsar 500.000 euros, una cantidad lejana a los cerca de 900.000 euros que los propietarios -la familia Lladró- pedían hace poco más de un año. Las instalaciones se encuentran en buen estado y rodeadas de huerta. Sin embargo, a tan solo unos metros se encuentra la autovía de Puçol, desde la que se divisa la barraca en venta que incluye, también, más de 5.500 metros cuadrados de terreno.
La histórica barraca tiene nombre propio -Cucaló- y fue la vivienda de una familia de labradores hasta hace casi medio siglo. Es más, el nombre es el apodo de la familia en cuestión. La barraca dejó de ser vivienda habitual cuando los Cucaló se trasladaron a vivir a un lugar más confortable. Sin embargo, el edificio siguió en pie para albergar los aperos de labranza, los animales de corral y servir de vivienda, en medio de la explotación agraria de la familia. Hace 40 años, la familia Lladró se interesó por la barraca. La firma de porcelana -ubicada entre Alboraia y Tavernes Blanques- pensó que el edificio sería un lugar "perfecto" para realizar algunas recepciones y eventos sociales ya que la construcción, rodeada de bancales de huerta, se encuentra un marco incomparable.

Abierta al público
La familia Lladró compró la barraca mediante una de sus filiales (la empresa Deygesa). Finalmente, la casa de huerta pasó a manos de José, tras repartirse junto con su hermano Vicente las diferentes propiedades rústicas de la familia. Con Vicente Hernández (padre de la actual consellera de Agricultura, Maritina Hernández) como presidente de la Fundación de Agricultura y Medio Ambiente (Fuvama), la barraca tomó un aire bien distinto al convertirse en un centro didáctico que se abrió al público como Museo de l'Horta. Los escolares fueron, principalmente, sus principales visitantes ya que en este entorno descubrirían cómo funcionó antaño la huerta y cuáles son los productos que se cultivan en la actualidad.
La Barraca Didáctica fue todo un éxito y contó con el patrocinio de la Diputación de Valencia, en cuya red de museos quedó encuadrada. Hasta que llegó la crisis y se cerró el grifo de las subvenciones. La barraca, sin embargo, pertenece a una ruta -del Ayuntamiento de Alboraia- que discurre por el camino del Gaiato, sube la mota del barranc del Carraixet y finaliza en la Barraca de Cucaló. La distancia de toda la ruta es de 2,5 kilómetros y el tiempo aproximado de duración, de una hora y media. Se puede realizar a pie o en bicicleta, y la dificultad es mínima.
La Barraca de Cucaló espera un nuevo dueño tras la decisión de la familia Lladró de deshacerse de un inmueble por el que han pasado miles de personas, que ha tenido diferentes usos y que se alza, en pie y majestuosa junto a la carretera, para recordarle a todo aquel que la mire lo que antaño fue la huerta valenciana y la vivienda de sus labradores.









EX

Exhuman los restos de 9 víctimas del franquismo en Albalat dels Tarongers

Es la segunda fosa común que se excava en la Comunitat Valenciana tras la de Benagéber, donde se encontraron otras ocho víctimas más







Los restos de los nueve represaliados hallados en la fosa común de Albalat dels Tarongers.
Los restos de los nueve represaliados hallados en la fosa común de Albalat dels Tarongers. Levante-EMV
NOTICIAS RELACIONADAS

I. CABANES VALENCIA
Nueve víctimas de la dictadura franquista han sido exhumadas de una fosa común localizada en un cementerio parroquial de Albalat dels Tarongers. Después de dos meses de trabajos y excavaciones, el equipo de arqueología y bioantropología del Grupo Paleolab ha exhumado los restos óseos de los nueve represaliados, ejecutados por la Guardia Civil en 1947.
Esta exhumación, subvencionada por el Ministerio de Presidencia del Gobierno, forma parte del proyecto de "Recuperación de desaparecidos y represaliados por el franquismo durante el periodo guerrillero" que dirige la Oficina de Desaparecidos de la Asociación de la Gavilla Verde. Fuentes de dicho organismo apuntaron que en lo que va de año se han podido recuperar los restos de 17 desaparecidos.
De hecho, ésta es la segunda excavación de este tipo en una fosa común valenciana, después de que a finales de marzo concluyeran los trabajos de exhumación de ocho represaliados enterrados en el cementerio municipal de Benagéber.
Manuel Polo, director de Paleolab, explicó que los trabajos de exhumación comenzaron la primera semana de mayo y quiso agradecer el apoyo de la parroquia de Albalat dels Tarongers, ya que "sin su autorización no hubiera sido posible seguir adelante".
La localización de la fosa en el cementerio fue posible gracias a los certificados de defunción, inscritos en el libro del Registro Civil de 1947. En todos los casos constaba como causa de la muerte "disparos de fuerza de la Guardia Civil".
"Fue un reto importante, sabíamos que estaban enterrados en el cementerio de Albalat, pero la localización exacta de la fosa no se sabía y tuvimos que realizar cinco catas muy amplias", argumentó Manuel Polo. La fosa común tenía apenas dos metros de longitud y un metro de ancho, donde estaban apilados de forma lateral los nueve esqueletos. En la fosa los arqueólogos también hallaron munición correspondiente al arma reglamentaria de la Benemérita en 1947.
Esta fosa común extrajudicial fue ocultada por las autoridades y las muertes quedaron instruidas como una supuesta fuga de los represaliados, como se observa en el croquis elaborado por la Guardia Civil en el atestado judicial.